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'Yo, Tonya', un triple axel entre lo sórdido y lo genial, el drama y la comedia #Oscar2018



Ficha

Título: Yo, Tonya

Título original: I, Tonya

País: EE.UU.

Director: Craig Gillespie

Guion: Steven Rogers

Reparto: Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Paul Walter Hauser, Julianne Nicholson.

Género: Biográfico, Drama, Comedia negra

Puntuación: 4/5


En los 80´s el mandamás era un actor de medio pelo, Ronald Reagan.

Realmente fue una década (hasta bien entrados los 90´s) muy hortera. Demasiado hortera. Ahí están los calentadores y las hombreras.

Pero incluso entre tanto golpe de laca se puede rescatar algo del fuego, como a Bryan Ferry, los jerseys de cuello alto del marido de la protagonista (Stan) o los abrigones que lleva el personaje de Julianne Nicholson en la película.

La vestimenta de Nicholson (¡qué belleza de mujer!) es la que podemos asociar a una entrenadora de patinaje sobre hielo en la década, deporte alejado de todo lo antiestético. Hasta que aparece Tonya Harding (Robbie), una pueblerina de Oregón que utiliza pintauñas azul, le gustan las camionetas y que consigue ser la primera patinadora estadounidense en realizar un tripe axel en competición.

El personaje de Harding está tan alejado de lo que los legos podemos entender como patinaje artístico que parece irreal, una excentricidad. El problema (o no) es que Tonya existió de verdad y era tan hortera como el cardado ochentero. Además, estaba rodeada de unos idiotas de campeonato, desde su marido hasta su guardaespaldas (Hauser), que en gran medida fueron fundamentales para el nocaut final a la fama de Tonya como boxeadora asmática.


Yo, Tonya es un biopic, el género de moda. Y como todo biopic se destaca por el papel actoral, brillando especialmente Margot Robbie y Allison Janney, en el papel de la madre (ambas están nominadas al Oscar a mejor actriz, principal y secundaria, respectivamente).

Tonya Harding es un personajazo, y como tal, la cinta corría riesgo de convertirse en un biopic insulso más con buen reparto actoral. El sensacionalismo, lo ridículo, lo esperpéntico, lo circense es lo que se esperaba.

Craig Gillespie, el director, pega el patinazo en lo aceptable de los efectos especiales para las escenas de patinaje y en su manera mareante de rodarlas.

Sin embargo, el director patina con brío (todo un triple axel) entre lo sórdido y lo genial, el drama y la comedia, con la espléndida ayuda del guion que hay detrás y la decisión de romper la cuarta pared.

Yo, Tonya transciende la anécdota, la salsa rosa, así como ha transcendido la banda sonora ochentera de la película (ZZ Top, Dire Straits o el “Gloria” Laura Branigan).

Pensándolo bien, los 80´s estuvieron bastante bien.

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