Algo así como la elegante belleza de la humilde simplicidad, haciendo referencia a la paz, el equilibrio y la armonía es lo que, a grandes rasgos, significa Wabi. Y Sabi viene a ser flor del tiempo y su consiguiente deterioro. Estos dos conceptos surgieron durante la dinastía Song en China y se cree que en las ceremonias del té se elegía una cerámica japonesa que huía de la perfección, para que los invitados la observaran con detenimiento, apreciando el paso del tiempo. O lo que es lo mismo, su Wabi-Sabi. Esta estética ha trascendido los siglos y los continentes hasta convertirse en un estilo de vida que ha entrado en nuestras casas y sus interiorismos.
Para el estudio de arquitectura y diseño de interiores valenciano Arenaa Studio, “más que una tendencia, se trata de una forma de interpretar las casas. Nuestros proyectos siempre buscan reflejar tranquilidad, utilizando materiales muy vinculados a la naturaleza, alterando lo menos posible su esencia, y con colores neutros. Todas estas características son propias del Wabi Sabi y también, de nuestra manera de entender los hogares”.
Y estas son las pautas para crear nuestro propio Wabi Sabi y quién sabe si, con el tiempo, darle una lavado de cara a nuestros hogares con esta tendencia:
Imperfección. O lo que es lo mismo, pavimentos con texturas, acabados naturales. No hay que buscar la línea recta perfecta o la pared más lisa, hay que dejar que la esencia del material, decida por sí misma.
Colores neutros. Antonio Radabán, del estudio murciano del mismo nombre, asegura que “lo que se busca es la gama cromática que mejor conecte los espacios con la naturaleza sin alterar el equilibrio”. Tonos arena, gris piedra, blanco roto, incluso un poco de verde olivo, pero nunca colores fuertes.
Viva la sencillez. Nada de excesos, en ninguna de las parcelas en que podemos dividir el interiorismo: mobiliario, decoración, complementos, colores… Útil, sin pretensiones, que de verdad aporte un sentido que lo hayamos puesto.
Con historia y alma. “Si hay algo que define el estilo Wabi Sabi es valorar el paso del tiempo”, continúan desde Arenaa Studio, “por eso es muy importante recuperar objetos o muebles heredados, o de otras épocas, pero que tienen una historia detrás y por tanto, alma”. Una forma preciosa de darles otra vida y que no caigan en el olvido.
La iluminación. Preferiblemente natural, pero la luz es un elemento básico en las viviendas Wabi Sabi. Su entrada en los distintos rincones, genera sombras y reflejos que van cambiando según las estancias y las horas del día. Otra forma de valorar y apreciar el paso del tiempo.
Artesanía. Lo que está hecho a mano es sinónimo de calidad y además, implica un sentido emocional que se transmite en sus formas. El Wabi Sabi busca introducir ese tipo de piezas que, con sus imperfecciones, muestran la belleza de las cosas.
Materiales naturales. “Y sobre todo la madera”, apunta Rabadán. Tratándose de un estilo que rinde homenaje a la naturaleza, es lógico que la apuesta por los materiales sea lo más natural posible, y la madera como protagonista, “porque su calidez encaja en todos los ambientes”. Por supuesto puede complementarse con arcilla, cerámicas, piedra, y tejidos como lino, algodón o lana.
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