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Top 6: consejos para un otoño saludable



Lejos quedaron las vacaciones, las comidas a base de bocadillos, los picoteos, los helados, las noches interminables y el inevitable poder de atracción de la hamaca. Y aunque a todos nos gustaría que el descanso se alargara unas semanas más, lo cierto es que nuestro cuerpo ya está inmerso en la rutina, los horarios regulares y la disciplina. Se acabó el dejarse llevar por la pereza y las tentaciones. Es hora de recuperar los hábitos saludables, empezando por una alimentación sana y equilibrada, protagonizada por frutas y verduras, y continuando por el ejercicio físico diario. Para que resulte más sencillo el otoño, sigue estos seis consejos imprescindibles:


1. Recuperar las 5 comidas al día


Es normal que durante las vacaciones, al cambiar nuestros horarios habituales, tendamos a saltarnos alguna comida o a comer a deshora. Este mal hábito supone un desajuste fatal para nuestro metabolismo porque nuestro cuerpo, preocupado por la falta de alimentos, intentará almacenar toda la energía posible en forma de grasa, haciéndonos engordar. Con la vuelta a las 5 comidas diarias sorteamos la tentación de picar a todas horas y evitamos sentarnos a comer con ansiedad y en exceso.


2. Empezar con un desayuno completo


Es algo que todos sabemos, pero que no solemos practicar. La primera comida del día debe ser siempre la más completa, ya que nos aporta la energía con la que afrontar el resto de la jornada. No basta un simple café con prisas, sino que debemos comenzar nuestra nueva rutina con un desayuno sano y equilibrado que incluya hidratos, grasas buenas (aceite de oliva, avena o aguacate) y proteína sin grasas (huevos o pavo).


3. Comer más frutas y verduras


Imprescindible a la hora de llevar una vida saludable: hay que prescindir de los alimentos industriales y procesados y, en su lugar, tomar más frutas y verduras. En cualquiera de nuestras 5 comidas diarias (también a media mañana o en la merienda). Existe una gran variedad de recetas donde las verduras se pueden tomar como plato principal, bien sea cocinadas o en ensaladas, acompañadas de otros alimentos con más aporte de calorías como el aguacate, los frutos secos o las legumbres.


Y si no tenemos tiempo de cocinar, siempre podemos contar con las cremas de verduras que comentábamos anteriormente, una opción rápida y deliciosa para volver a la rutina saludable. Y, por supuesto, con sus zumos de frutas y verduras frescas y cien por cien naturales.


4. Mantener una buena hidratación


Además del agua, la fruta es una maravillosa fuente de hidratación, puesto que aporta nutrientes y vitaminas que completan nuestra dieta. Una manera sencilla de tomar las cuatro o cinco unidades de fruta y verdura diarias es hacerlo en forma de zumos naturales. Y si quieres un aporte de hidratación extra, la mejor opción es el agua alcalina, que es más rica en oxígeno y proporciona una mejor hidratación que el agua mineral.


Por el contrario, acuérdate de evitar el alcohol destilado o abusar de la sal y la harina de trigo, ya que nos harán retener líquidos.


5. Realizar ejercicio físico


Por último, no podemos olvidar que un estilo de vida saludable no depende únicamente de la alimentación sino que debe ir siempre acompañado de ejercicio físico. Y no hace falta machacarse en el gimnasio o correr maratones, también caminar a buen ritmo es un magnífico ejercicio; o retomar nuestro deporte favorito. Lo importante es dejar atrás la vida sedentaria, tan tentadora pero tan perjudicial.



6. Dormir y descansar bien


Al igual que en primavera nos cuidamos de la astenia primaveral tenemos que sobrellevar la astenia otoñal. Hay quienes sufren por los cambios de temperatura, de la luz solar, etc. Una de las principales características de este fenómeno es que se suele arrastrar mucho cansancio, por eso hay que irse a la cama pronto, evitar los estímulos en la habitación de descanso, y aprovechar bien los días en los que no se trabaja. Respeta los patrones de sueño y mantén un horario fijo para acostarte y para levantarte. La siesta para los adultos es recomendable, pero siempre corta. No más de veinte o treinta minutos.



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