Pese a que las casas de apuestas dan favoritas para alzarse con el micrófono de cristal, todo está abierto. Aún no se conoce la puesta sobre el escenario de Tel Aviv, que no sería la primera vez que manda a la cola a los a priori campeones.
Os presentamos las cinco canciones que, de sacar el potencial que tienen, son las que más papeletas llevan para celebrar el 65 Festival de la canción, y completan nuestro Top 10.
5. Malta. Michela Pace: Chameleon
Haciendo honor a su título. Camaleónica propuesta de la isla mediterránea que cambia completamente lo que venía presentando a lo largo de su historia. Hay motivos para ello, en forma de 31 participaciones maltesas y cero victorias. El antídoto puede ser Michela, la benjamina de 18 años en esta edición, que ha ganado el primer Factor X de la isla, lo que le ha dado el pasaporte a Israel.
La canción es lo más sorprendente de esta edición. Fresca, moderna y con giros inesperados. Da la sensación de bajón y de repente sube a lo más alto. Chameleon, que no hace falta ser de Cambridge para entender que es Camaleón, da lo que promete, y promete mucho.
Ella no es la fiesta en persona, por no decir que es inexpresiva, pero lo suple con una voz perfecta. Si a esto le añades el pantallón LED de Tel Aviv, cambios de plano y una buena coreo, igual al año que viene nos vamos todos a “aprender inglés” en pleno Mediterráneo.
4. Portugal. Conan Osíris: Telemóveis
Mira, qué queréis que os diga, yo quiero volver a Lisboa. Y aunque este tipo (parafraseando a Papuchi) raro, raro, raro, o le quieres o le odias. Y yo le quiero con el micrófono de cristal en la mano. Tiago Miranda (era obvio que no se llamaba Conan aquí mi vecina) a sus 30 años, es una mezcla explosiva de cantautor de fado, con ritmos de la etnia gitana y techno. Ahí es nada.
Eurovisión son tres minutos delante de 200 millones de personas en un programa de cuatro horas. Si hay que llamar la atención, Telemóveis (Teléfonos móviles) destaca a años luz. Estética del rollo Salomé pero como en un viaje a Ámsterdam de coreo inverosímil. Canción en portugués, ahí los bemoles ibéricos, que habla de la epidemia de las tecnologías que nos aleja de la vida real. Le dedico dos párrafos por no darle veinte. Yo si fuera la RTP reservaba el Altice Arena para el próximo mayo. Digno sucesor de Sobral, en la línea de los perros verdes.
3. Países Bajos. Duncan Laurence: Arcade
La favorita. He de reconocer que algo se me removió dentro la primera vez que escuché el tema holandés. Duncan de Moor con 24 años viene con la vitola y la presión de llevar el Festival por quinta vez a tierras neerlandesas. Participó en La Voz sin gran éxito, pero ha renacido para arrasar.
Los nervios y los agudos en voces masculinas no suelen ser muy amigos. Y ese es el campo de batalla de un, sin embargo, sobrado en lo vocal Duncan. Arcade (Videojuego) es la pesadilla de un corazón roto que quiere salir a flote. Así de claro queda en el videoclip, en el que enseña algunas de sus dotes, ya lo verán…
Yo la veo ganando, sí, pero hay muchos factores que juegan en su contra. El favoritismo, la dificultad de la canción, el puesto de actuación…en fin. Un auténtico videojuego que si el holandés consigue solventar pantalla a pantalla (las de los europeos) puede reverdecer los laureles que llevan muertos desde 1975.
2. Italia. Mahmood: Soldi
Volevi solo soldi, soldi, trá, trá! No es Rosalía, es más bien tirando a C Tangana, lo que es, es inolvidable. Pegadiza como la que más, es el resultado de una fusión, la italiana y la árabe. Alessandro Mahmoud, milanés de 26 años y de padre egipcio, mezcla trap con pop árabe creando una melodía triunfal.
Lejos, muy lejos de la música tradicional italiana, se ha impuesto en el mitiquísimo Festival de la Canción de San Remo. No sin polémica, el ultraderechista Salvini criticaba su victoria. Soldi (Dinero) tiene una estrofa en egipcio, dedicada al padre de Mahmood que abandonó a su familia por su única obsesión, la riqueza.
Es exquisita la mezcla de modernismo y tradición que, con el imponente cantante italo-egipcio, hacen de Soldi una clara candidata al triunfo. RAI volvió con fuerza a Eurovisión y esta puede ser la oportunidad definitiva para llevarlo a la ciudad eterna.
1. Chipre. Tamta: Replay
Fantasía. Gracias Chipre por darnos a Eleni Foureira el año pasado y a Tamta Goduadze este año. Es una superestrella nacida en Georgia y adoptada por Grecia, donde pocos se pueden comparar con ella. La música y el baile ya eran su vida en Georgia, pero fue en el Super Idol heleno donde triunfó. Ahora llega a Eurovisión con 38 años, ha tardado pero merecerá la pena.
Replay (Repetición) para una premonición de lo que busca la RIK chipriota, repetir el exitazo de Fuego y ganar Eurovisión para la isla por primera vez en 38 años. La fórmula es la misma, diva griega que representa a Chipre (la hermana pequeña) y ahí radica el peligro también, su posible comparación con las mieles que casi saborearon hace ahora un año.
La canción es pop actual, potente, bailable, pegadizo… vaya, que lo tiene todo. La canción habla de lujuria y soltarse la melena. Yo no puedo parar de tararearla y cuando suena es para venirse arriba. No habrá gallina que se interponga esta vez en el camino de Chipre si dan todo lo que tienen a Tamta.
BONUS TRACK. España. Miki: La Venda
Otra vez. Las aguas se abrieron en OT como en el Mar Rojo. A un lado los de Muérdeme, al otro los de La Venda y por el medio los eurofans españoles en busca de la tierra prometida tras 50 años de desierto. Ganó la charanga, la fiesta, lo de toda la vida. Pero hay un pero, el pero es que muy probablemente es lo que Europa quiere de España en este festival.
La venda aporta color y calor a Eurovisión en 2019 y veremos si algo más. Una letra plagada de topicazos del castellano, pero con una sonoridad mezcla de ska y rumba catalana y mucho folclore español dan el temazo del catalán.
La simpatía (y afinación) de Miki pueden auparnos a una buena posición. Algo no muy complicado teniendo en cuenta los sonoros descalabros de TVE. Espero de corazón que no sea un Almaia vs Aitana War que el tiempo dejó claro quién era mejor. Toda la suerte a Miki.
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