Un antiguo proverbio indio sostiene que “todo lo bueno se encuentra en el jengibre”, es una raíz originaria de China y pertenece a la familia de las zingiberáceas. Su tallo subterráneo es un rizoma horizontal y, aunque a la vista puede parecer poco agraciado, en realidad es un tubérculo casi milagroso por su innumerables beneficios.
- Mejora la digestión y ayuda a eliminar diarreas, indigestiones, cólicos y náuseas, además de aliviar la acidez.
- Es muy potente para los problemas del aparato respiratorio: amigdalitis, asma, gripe, resfriados y bronquitis.
- Combate las migrañas.
- Actúa como antiinflamatorio.
- Aliviar el dolor causado por la artritis.
- Combate la acidez y gases intestinales.
- Acelera el metabolismo y ayuda a quemar grasa.
- Elimina toxinas y estimula la circulación sanguínea.
- Equilibra los niveles de azúcar del organismo y reduce el colesterol.
- Aporta múltiples beneficios a la piel: previene el envejecimiento, limpia y exfolia de forma natural además de reafirmar y combatir la celulitis.
El jengibre puede tomarse fresco, seco, o en polvo, lo más habitual es tomarlo en infusiones. Se pueden preparar caseras de forma sencilla, dejando reposar rodajitas en agua hirviendo 3-4 minutos.
En la cocina, combina bien con la salsa de soja, el vinagre, el limón, el sésamo, el aceite, y el miso para elaborar salsas, vinagretas y condimentos; utilizándose para aliñar ensaladas, sazonar carnes y como ingrediente en el menú asiático.
La otra opción, muy utilizada por la cocina oriental y la natural, es la de rallarlo, exprimir la pulpa obtenida y añadir ese zumo al final de la cocción, justo antes de comérselo. Se recomienda media cucharadita de zumo por persona.
El jengibre encurtido japonés o gari, suele acompañar el sushi y el maki para aportarle textura crujiente y un toque de sabor ácido y salado que limpie el paladar entre bocado y bocado.
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