El Palacio de Gaviria, esta vez con una exposición monográfica sobre Tamara de Lempicka (Varsovia, 1898 - México, 1980), sigue adquiriendo notoriedad entre los espacios de exhibición artística de Madrid. Hasta el próximo 24 de febrero, el auditorio interesado podrá ver un total de 193 objetos, entre los que se encuentran 80 obras propias, relacionados tanto con la artista como con el Art Decó, movimiento en el que estuvo enmarcada durante toda su vida.
Durante la presentación de la exposición, de izquierda a derecha, Gioia Mori, comisaria y experta,
José Bonifacio Bermejo, jefe del departamento de museos del Ayuntamiento de Madrid
y Jesús Rodríguez, representante de Arthemisia en Madrid. / Foto: Sara Fernández de la Peña
Aunque "su organización no ha sido nada fácil porque la exposición está concebida para transmitir la idea de los locos años 20", en palabras de Gioia Mori, comisaria de la muestra y experta en la artista, la exhibición logra crear un recorrido inmersivo ambientado en los tiempos del charlestón.
La puesta en escena es inmejorable, pues estancia a estancia y gracias a la calidad del decorado, éste cobra un peso importante a la hora de transmitir cómo era el diseño interior de aquellos años. "El Art Decó se comunicaba con un lenguaje decorativo, muy comprensible, directo e inmediato —ha continuado diciendo Mori—, y eso es precisamente el éxito de las obras de Lempicka".
Durante la exposición, además de obras, también se pueden ver decenas de objetos
que decoraban las casas en aquellos tiempos. / Foto: Guillermo Martínez
Además, de forma general el Art Decó y en concreto la artista polaca se interesaron por hacer una apología de la modernidad que es ineludible en sus obras, unas influencias que se dejaron ver en todos los intereses de la pintora, desde la moda al cine y el diseño gráfico. De la misma forma, Lempicka también "lleva a cabo un estudio de lo antiguo", según la experta italiana, lo que desemboca en un "diálogo constante con los grandes artistas de la antigüedad como Bernini, Miguel Ángel Vermeer o El Greco", añade Mori.
Uno de los cuadros más famosos de Lempicka expuestos en
la muestra, The young girls (1930). / Foto: Sara Fernández
Arthemisia, promotora de la exposición, ha logrado con creces "sugestionar" al espectador a través de las tonalidades grisáceas que tanto gustaban a Lempicka. Por eso, la empresa de exhibición artística mantiene la acertada idea de establecer secciones dentro de la muestra. Empezando con un fiel esbozo de lo que era la capital Francesa en los años 20 de siglo pasado, nos adentra en "la casa más moderna de París" para llegar a uno de los intereses que más proyección tuvieron en la obra de la artista: la moda. Y es precisamente a la moda a quién la historia del arte debe agradecer conocer mejor a Lempicka, pues "actualmente sabemos muchas cosas de ella debido a las fotografías que la hacían sus amigos modistas", ha detallado la experta.
"Las amazonas", nombre con el que se denominaba a principios del siglo XX a las mujeres homosexuales, es el título de la cuarta sección, el lugar donde arte, personalidad y desinhibición encuentran los pasos de baile adecuados para formar un perfecto compendio de la mentalidad que, poco a poco, ya se abría paso en los círculos más progresistas. Después de la área dedicada a la naturaleza muerta, con gran presencia y una virtuosa mano para los bodegones por parte de la artista, se encuentra "Madres e hijos", el apartado en donde se ubica la obra Madre con niño, una de las obras más emblemáticas que nos acerca la muestra.
Una pequeña sala es la que tiene dedicada Alfonso XIII, con quien Lempicka pudo tener varios contactos y de quien resaltó su "locuacidad". El monarca que se vio obligado a abdicar y exiliarse en Italia cobra fuerza en la muestra ya que el retrato del Borbón nunca había salido a la luz pública, hasta que la experta Mori descubriera esta pincelada tanto biográfica como artística de la vida de la intelectual polaca.
En la octava sección se acumulan las pinturas en donde las influencias no dejan lugar a la sospecha, pues solo una mentalidad como la de Lempicka podría aunar la pintura italiana del siglo XV y la flamenca del XVII para que la consideraran una "medievalista moderna", tal y como recoge parte del título de un artículo dedicado a la artista en 1941.
Su etapa como baronesa de Kuffner comienza con su segundo esposo, el barón Raoul Kuffner; una época en la que su pintura fue considerada anacrónica y en la que Lempicka tenía el deseo de hacer una exposición únicamente con cuadros que representaran manos. Por último, la décima sección está reservada a "Las visiones amorosas", lugar de encuentro de la transgresión que suponía reivindicar la bisexualidad en aquél tiempo.
Por otro lado, durante la muestra se llega a echar de menos el diálogo que otras exposiciones de Arthemisia realizaba con el espectador a través de ciertos juegos, como la sala de espejos en la exposición de M. C. Escher o la reproducción de la sala Mae West del Teatro Museo de Dalí, en Figueres, que se llevó a cabo para la exhibición surrealista de obras como Magritte, Duchamp y, evidentemente, el propio artista catalán.
Lo que es innegable es que el Palacio de Gaviria se convierte una vez más en un enclave protagonista del centro neurálgico del arte que sobresale por "la calidad en los contenidos y en el número de obras que se van a exponer", en palabras de José Bonifacio Bermejo, jefe del departamento de museos del Ayuntamiento de Madrid, que han venido a confirmar las palabras del representante de Arthemisia en Madrid, Jesús Rodríguez, cuando ha recalcado que "Madrid necesitaba una exposición así".
Más información: tamaradelempicka.es
Abierta al público del 5 de octubre del 2018 al 24 de febrero de 2019 Palacio de Gaviria (c/ Arenal, 9 - Madrid)
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