El invierno conlleva factores como las bajas temperaturas, las noches prolongadas y el uso intensivo de sistemas de calefacción, lo que provoca un aumento considerable en la demanda eléctrica. Sin embargo, este incremento no solo afecta las facturas de electricidad, sino que también tiene repercusiones en la salud y el bienestar de las personas, especialmente en aquellas más vulnerables.
"El confort térmico es fundamental para cuidar la salud durante el invierno, especialmente en personas mayores, niños y quienes padecen enfermedades respiratorias o cardiovasculares. Ante esta situación, mantener una temperatura estable y adecuada, entre 20 y 22°C durante el día y algo menor (18-19ºC) durante la noche, con una humedad en torno a 40-60%, reduce el riesgo de infecciones respiratorias, evita el estrés térmico y mejora la calidad del sueño", explica Pablo Turrión, director médico Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
A este respecto, Sanitas propone una serie de consejos prácticos para garantizar un invierno saludable y sostenible en el hogar. Cabe mencionar que algunas de estas prácticas las aplica en sus oficinas, centros médicos, clínicas y residencias con el objetivo de convertirse en compañía Net Zero:
Uso racional de la calefacción: ajustar el termostato entre 19 y 21°C ayuda a mantener un ambiente saludable, eludiendo riesgos como sequedad en las vías respiratorias y problemas circulatorios. Por otra parte, es sugerible apagar la calefacción en habitaciones vacías para evitar el sobrecalentamiento de espacios y ahorrar energía. Además, mantener radiadores limpios y en buen estado asegura una mejor distribución del calor y minimiza la acumulación de partículas que pueden afectar la calidad del aire.
Optar por Iluminación LED: sustituir bombillas tradicionales por tecnología LED es recomendable porque reduce el consumo energético en un 80% al mismo tiempo que evita la generación de calor innecesario en las habitaciones
Aprovechamiento de la luz solar: subir las persianas durante el día para maximizar el calor y la luz natural minimiza la dependencia de sistemas artificiales y ayuda a regular la temperatura interna del hogar, lo que potencia el confort y evita choques térmicos. Asimismo, cerrarlas al anochecer conserva el calor acumulado, menguando así el riesgo de temperaturas extremas que pueden afectar el sistema respiratorio.
Electrodomésticos responsables: utilizar programas eco en lavadoras y lavavajillas disminuye el consumo de energía así como aminora el impacto térmico que estos aparatos generan en ambientes cerrados. En este contexto, apagar los equipos en modo standby elimina el uso innecesario de energía y previene la sobrecarga eléctrica, mejorando la seguridad y la calidad del aire al evitar el sobrecalentamiento.
Revisión periódica de equipos: aparatos como calderas y radiadores deben revisarse regularmente para evitar emisiones de monóxido de carbono, que son dañinas para la salud. Además, disponer de electrodomésticos de alta eficiencia energética garantiza un rendimiento óptimo, contribuyendo a mantener una temperatura estable y segura en el hogar durante las bajas temperaturas.
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