Una de los platos más típicos en las tapas españolas y que a todos les gusta son las croquetas, este alimento es originario de Francia, aunque es más popular en Sicilia, en los Países Bajos y en España; donde puede comerse como acompañamiento, plato principal, entrante o tapa. Un clásico entre los clásicos donde la bechamel es la clave y los sabores pueden ser inagotables. Se dice que donde se come una buena croqueta, se comerá bien en general. Y para celebrar este 16 de enero, Día Internacional de la Croqueta, una ruta, de la A a la Z, por los mejores sitios donde comer croquetas en Madrid.
Arzábal
(Av. de Menéndez Pelayo, 13)
Hace una década que Álvaro Castellanos e Iván Morales crearon el concepto de taberna moderna en base a sus preferencias gastronómicas. Hoy en día, seguimos encontrando en su carta, las croquetas con jamón ibérico y una bechamel más cremosa gracias a la leche de oveja latxa. ¿Su secreto? Fuego bajo y brazo. En concreto 4h y 30 minutos es el tiempo que se dedica en cocina a remover la masa para lograr la consistencia necesaria.
Bacira
(C/ Castillo, 16)
Su cocina es la unión de Asia y el Mediterráneo, una fusión que se saborea en casi todos los platos y que no podía faltar en estas deliciosas croquetas recientemente incorporadas en carta. Se puede degustar las croquetas de txangurro con curry rojo.
Bowl Bar
(C/ Quintana, 28)
Luis Muñoz de Luna, Mario Scheffer y Gon Hierro han conseguido con su rebowlucionaro concepto de comer todo en bol que el sueño de muchos se convierta en una realidad: comer bechamel, ¡a cucharadas!, porque así son sus Croquetas a nuestra ‘bowlera’. Por supuesto, las sirven en un bol, con su ingrediente principal en el fondo, la bechamel encima y las cubren de una mezcla de panes tostados que las hacen muy crujientes y además de deliciosas, resultan más ligeras al ‘saltarse’ el clásico rebozado y la fritura. Y atención celíacos, porque también las hacen sin gluten.
Desencaja
(Paseo de la Habana, 84)
Iván Sáez propone una cocina clásica con toques de autor que puede saborearse a través de los cuatro menús sorpresa que ofrece o de una corta pero apetecible y representativa carta donde no faltan las croquetas. Su buen hacer le ha llevado a conseguir un Sol en la edición 2018 de la Guía Repsol. La estrella son las clásicas croquetas artesanales de jamón.
La Barra de Sandó
(Plaza de Santo Domingo, 13)
Es la propuesta más informal del restaurante Sandó, ubicada en la recepción del Hotel Santo Domingo, a pocos pasos de la Gran Vía madrileña, por lo que es perfecta para hacer una parada y reponer fuerzas con sus suculentos pintxos. Sin duda alguna, cuando hablamos de tapear, la croqueta es la reina y su especialidad las croquetas de jamón ibérico.
La Malaje
(C/ Relatores, 20)
Promete una experiencia gastronómica de raíces donde los sabores del sur explotan en cada bocado, y nada mejor que los menús degustación en sala para exprimir su cocina de mercado. La barra se disfruta a base de raciones y las croquetas son un top. Manu Urbano suele tener al menos dos variedades en la pizarra: de choco o de cochifrito o de cangrejo o de marisco o de queso azul.
Malena Café
(C/ Alcántara, 63 - Hotel Zenit Abeba)
Desde el desayuno hasta la cena, Malena Café en el nutre con su deliciosa y variada oferta para todos los públicos distintos espacios en la capital, entre ellos, el funcional restaurante del Zenit Abeba. Con buffet a primera hora de la mañana y a mediodía, por las noches le toca el turno a la carta de snacks donde las croquetas son las protagonistas con casi 10 variedades: jamón, boletus, cabrales, puerro, queso de tetilla y trufa, chorizo, nécoras, chipirones encebollados y rabo de toro.
Los Galayos
(C/ Botoneras, 5 - Plaza Mayor, 1)
En este restaurante centenario sirven unas sublimes croquetas tanto en la recientemente renovada zona de barra como en los distintos salones. Tienen las clásicas de jamón y las dos quesos: de cabrales y brie.
Matritum
(C/ Cava Alta, 17)
Las croquetas de suquet de carabinero de Matritum siempre están en la comanda, porque no probarlas sería perderse uno de los clásicos de la carta que ganan más aún con uno de sus ‘maridajes inesperados’, que no vamos a desvelar, pero saben a Sur.
Ponzano
(C/ Ponzano, 12)
Situado en una de las calles más animadas del barrio de Chamberí y de moda de Madrid, es todo un referente cuando lo que se busca es cocina ‘de toda la vida’. Con un excelente producto de mercado y un precio realmente ajustado, lleva más de 30 años ofreciendo su buen hacer a la clientela que quiere comer como si lo hiciera en su propia casa. Y en casa, por lo menos en la nuestra, se comen croquetitas caseras de jamón.
Rita La Cantaora
(C/ Juan Muñoz, 43. Leganés)
Una cocina sencilla y casera es la que define a este restaurante. En su carta, raciones para picotear entre amigos y entre ellas: sus croquetas. Con una base de bechamel melosa se elaboran las tres variantes de croquetas que proponen: desde las de carne con una opción de morcilla, manzana y almendras, a otras más originales a base de jamón ibérico con mahonesa de curry y para quienes se decantan por el marisco ofrecen unas de gambas al ajillo con alioli verde.
Taberneros
(C/ Santiago, 9)
Ubicada en pleno corazón del Madrid de los Austrias, esta taberna ilustrada con 17 años de vida tiene una estética castiza donde su imponente bodega vista tiene un gran protagonismo. La carta también es castiza a la par que viajera, y por supuesto, no faltan las croquetas, que son de cocina de aprovechamiento, porque los jueves en Taberneros se come cocido y las hacen con su suculenta pringá.
V Club feat. Arola
(C/ Caunedo, 4)
Se trata del último espacio de moda en el que no falta detalle: deliciosos cócteles, una imponente decoración y en el restaurante, una carta con la que poner la guinda del pastel a las noches de la mano de Sergi Arola. Y es que tras dos años de ausencia, vuelve a Madrid más canalla que nunca con la idea de recuperar el espíritu del ‘97 cuando aterrizó en el primer La Broche para dar de comer de forma divertida, con entrantes informales y segundos más ‘serios’. Por supuesto, entre los entrantes, están las croquetas de jamón ibérico. Tampoco faltan sus 'primas’, las famosas Bombas de la Barceloneta del chef.
Zalacaín
(C/ Álvarez de Baena, 4)
La renovación de este restaurante bien vale una visita a este icono gastronómico de Madrid para quienes aún no lo conocen. Allí hay cosas que nunca podrán cambiar y una de ellas son las Croquetas Zalacaín. Julio Miralles, su chef ejecutivo, mantiene la receta clásica de ave y ternera, cremosas y siempre crujientes como debe presentarse este manjar que nació en Francia.
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