El grupo de restauración Makkila tiene un objetivo: "el placer por la comida y el ambiente". Con más de 10 años de experiencia, desde el primer restaurante, se han esforzado en ofrecer una muy buena comida y experiencia, cuidando al más mínimo detalle cada uno de sus clientes.
Makkila nos sorprende ahora, con un estilo más maduro, sin perder su ADN informal y divertido y un enfoque más gastronómico y creativo. Donde el producto y la creación ganan presencia, manteniendo la esencia de este; un espacio donde puedes compartir comida y momentos. Han dejado los pinchos y tapas a un lado para convertirse en un restaurante, un modelo más actual donde dan más valor a la cocina, pudiendo experimentar y fusionar, sin reglas. Mantienen así el espíritu joven que les llevó a crear Makkila, con platos para compartir, para tomar algo y disfrutar con los demás.
Este place to be de la capital cuenta con cocina española muy madrileña con influencias y fusiones de diferentes culturas, que Antonio Pedrosa D´Ornellas, CEO y Cofundador Grupo Makkila, define como "fusión cañi", un concepto que hace referencia a lo castizo. La única norma es que no hay normas si se mantiene la esencia española.
Con productos de temporada, su chef ejecutivo Luis Bordá, directo de Bolivia, innova a partir de las recetas clásicas españolas para transmitir esa esencia castiza tan típica de Madrid. Con varios cambios de menú al año, se guía por estos productos frescos para crear platos perfectos para compartir con familia y amigos. Con elaboraciones 100% caseras, cocinadas a diario.
En la carta se siguen encontrando imprescindibles como la clásica tortilla poco cuajada con cebolla caramelizada, que se deshace en la boca con el primer bocado o la mítica ensaladilla rusa. Además, en la actualidad, el grupo se encuentra en una etapa de cambio gastronómico, con platos están orientados a la alta cocina e influenciados por distintos lugares del mundo, pero manteniendo siempre la base tradicional. Makkila se ha convertido en una casa de comidas moderna, adaptada al cliente y con un solo fin; viajar y disfrutar a través de la gastronomía.
Entre nuestros favoritos, para empezar podemos encontrar en el menú los nigiris de ensaladilla rusa y chanquetes fritos (11,90€), una divertida forma de probar uno de sus platos estrella; o el Ménage à trois Baos (17,90€), tres baos de torreznos glaseado con pico de gallo, de mollejas de cordero con setas y de rabas de calamar y agridulce de lima. De principales, no puede faltar el delicioso y ligero cachopo de ternera, cecina y queso semicurado acompañado de Parpadelle al gunghi tartufo (23€) o el chupe peruano de corvina y langostinos de tigre (22,50€).
Sus locales cuenta con una decoración que acompaña al ambiente, de base clásica y elegante, con piezas originales y únicas con toques españoles pero muy eclécticos. Con la ayuda de Belén Ferrandiz, consiguen crear lugares acogedores donde desconectar y disfrutar.
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