La cocina japonesa es una de las más extendidas del mundo, sobre todo algunos de sus platos más populares, como el sushi. Pero pocos saben de la gran influencia de China en la gastronomía nipona, desde el uso de palillos y la salsa de soja hasta el ramen o las gyozas. Por este motivo, Qifeng Lin, conocido como Dani, ha abierto el Kiboka (calle del Gral. Pardiñas, 70) en el madrileño barrio de Salamanca, un restaurante japonés con influencias de China, su país natal, que gracias a sus espectaculares presentaciones arrasa en Instagram,
Dani es originario de Fujian, una provincia en la costa sureste de China. Influenciado por los productos del mar, siempre tuvo gran habilidad cocinando pescados y mariscos. Hace 16 años se mudó a España y recorrió el país trabajando en restaurantes de distintas ciudades como Tenerife, Las Palmas, Santander, Bilbao o Barcelona, hasta que decidió instalarse en Madrid. En 2012 abrió su primer restaurante, Casa Sushi, en la calle Cartagena, y en 2014 lo trasladó a la calle Padilla, donde permanece hasta hoy y triunfa con su servicio a domicilio. Sin embargo, este cocinero de profesión y pasión, necesitaba un nuevo lugar donde dejar volar su imaginación. Así fue como, en enero de 2019 abrió Kiboka.
Gracias a su dilatada experiencia trabajando en restaurantes japoneses y a su propio origen, Dani ha diseñado para Kiboka una amplia carta con platos populares del país nipón a las que aporta su propia interpretación. Por ejemplo, entre los platos más fusionados destaca matsu lubina (cubierta de piñones) o el sushi arroz, servido en un tuétano, muy popular en China.
Así, la carta incluye arroz y noodles (ramen, yakisoba, etc.), carnes (solomillo, pollo, pato), pescados y mariscos (bogavante, gamba roja, navaja, langostino, etc.), tartares, sopas y ensaladas, aunque sin duda ¡nuestra selección!, las numerosas variedades de sushi (maki, uramaki, temaki, nigiri, gunkan, etc.).
En la decoración, a cargo del propio cocinero y propietario, se buscó mezclar el aire industrial con estilo antiguo que recuerde a las calles más bulliciosas de China y Japón. A la entrada se encuentran unas mesas bajas con forma de boca de riego y asientos que simulan ser bidones de gasolina. A la izquierda, unas elegantes mesas con sofá corrido y sillones tapizados en tonos empolvados aportan el punto elegante. Y en el centro del local, una amplia barra con el frontal simulando la chapa de un contenedor sirve al tiempo de mesa alta donde poder comer o tomar algo, y lugar de trabajo para el sushiman. La cocina está parcialmente a la vista del salón.
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