Que levante la mano quién se ha hecho y rehecho todos los vídeos de Patry Jordán o de Sergio Peinado en Youtube. Pues bien, pensamos que todo esto es algo de nuestra era, de los aventajados millennials, pero no es así. Aquí va un golpe de humildad: Jane Fonda fue una de las pioneras del ejercicio en casa en los años 80.
Comienza a trabajar como actriz a los 23 años en Hollywood, enamoró a toda persona viva en Barbarella vestida de Paco Rabanne, fue (y es) una activista muy implicada en la Guerra de Vietnam, ganó un Óscar con Klute, fundó Women’s Media Center para dar altavoz a las mujeres en los medios de comunicación, se convirtió en la imagen de Age Perfect de L’Oreal Paris… Agotador, ¿verdad? Pues hay más. Ella era (y es) imparable y dio clases de aerobic y tuvo su propio gimnasio en Beverly Hills.
Todo comenzó a finales de los 70. Se lesionó un tobillo durante el rodaje de El síndrome de China y tuvo que abandonar sus clases de ballet. Para recuperarse de la lesión comenzó a entrenar y ese mismo año, 1979, la actriz abrió un gimnasio en el que comenzó a ser monitora de aerobic por las mañanas. De este modo también recaudaba fondos para la Campaña para la Democracia Económica (CDE), un proyecto que había montado con su entonces marido, el político Tom Hayden, que promovía la energía solar y el cuidado del medioambiente, entre otras cosas. Seguro que todos recordamos sus imágenes del 2019 siendo arrestada varios viernes por manifestarse en favor de la protección del clima, lo cual le ha preocupado desde, al menos, los años 70.
Del gimnasio y sus giras en las que enseñaba a sudar -"Sweat¡", gritaba a un público dispuesto a darlo todo- saltó al libro. Publicado en 1981, Jane Fonda`s Workout Book era un completo paso a paso con todas las atléticas rutinas que convertían a la Fonda en uno de los físicos más envidiables del planeta. En ese momento aún no se había pronunciado sobre su bulimia o su adicción al speed, aunque sí habló de ello en sus Memorias de 2005.
Su éxito en esta faceta deportiva, de rutinas de ejercicios y de desprender salud por cada poro, se disparó como la pólvora y no tardaron en proponerle un nuevo formato: el vídeo. De esta manera la gente podría practicar desde la comodidad de su hogar, algo revolucionario.
Lanzó dos rutinas, una de 30 minutos para principiantes y otra de 1 hora para más avanzados. En ellas combinaba, al ritmo de la pegadiza música del momento, aerobic, yoga, step, entrenamiento funcional y otros bailes. Ese pequeño vídeo de entrenamientos dio paso a una nueva industria y, sin apenas darse cuenta, llegó a vender 17 millones de copias.
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