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Foto del escritorRedacción

'María Teresa y el león', una obra que honra la memoria de tantas mujeres olvidadas


Equipo de 'María Teresa y el león' - Foto: Javier Mantrana

La actriz y escritora Susana Hornos, regresa a España con el montaje de María Teresa y el león, una obra que honra la memoria de tantas mujeres olvidadas, a la sala Mirador del 15 de marzo al 5 de mayo. Bajo la batuta de la directora de teatro Carolina Román, Juguetes rotos, la escenografía y vestuario de Alessio Meloni, el diseño de iluminación corre a cargo de Manuel Fuster y la música de Alejandro Pelayo, Marlango.


“La primera vez que leí Memoria de la melancolía de María Teresa León, caí rendida ante una prosa escrita con las entrañas y el detalle de quien urge recomponer, comprender y transmitir sus memorias, ella sabía que no eran las suyas propias porque María Teresa puso a nuestros pies la historia de un país contado desde la mujer, la madre, la exiliada, la directora, la autora, la apasionada. Urgía sí, ella ya intuía que la enfermedad que su madre y abuela sufrieron la estaba acechando también a ella: Alzheimer. Así fue, tras 40 años de exilio, cuando regresó a Madrid apenas pudo darse cuenta de que ya estaba de vuelta en España. Saber eso fue mi punto de partida para escribir María Teresa y el león. Alguien que tanto hizo por la memoria colectiva tenía que arañar la suya propia. Hoy, dónde son tantos los que enarbolan la palabra patria rodeados de banderas y no de gestos sinceros, de himnos y no solidaridad, querría que pudieran conocer más de cerca la verdadera patria, la que surge de l tuétano y el amor. Esta obra es mi homenaje a todas aquellas mujeres que la historia silenció y tanto hicieron por darnos una voz. A todos aquellos que viven entre las nieblas de una enfermedad que aleja aquello que tanto nos cuesta apreciar como país, nuestra memoria”, Susana Hornos.

Tres voces dan vida a esta entrevista, la de Susana Hornos, Carolina Román y Alejandro Pelayo, para hablarnos de cómo surge un proyecto tan valiente como es este nuevo montaje.


Curiosas casualidades de la vida, Susana Hornos, española nacida en Logroño y argentina de adopción. Carolina Román, argentina nacida en Formosa y española de adopción… Parece que el destino no podía jugar otras cartas.


CR: Yo creo en la “no casualidad”, el tiempo es el líquido revelador que nos hace ver las “fotos enteras” de las historias, nos cruzamos para volver a juntarnos. Un dato más que curioso, las tres hemos vivido en Buenos Aires en la calle de Las Heras. Fuimos vecinas en ese barrio en distintos años, por esa avenida hemos caminado y suspirado, hemos forjado las mujeres que fuimos y somos por las mismas veredas y esquinas. Al igual que las tres hemos aterrizado en Madrid.


SH: A veces me pregunto, si cuando uso el término de adopción, lleva implícito todo lo que ha sido y es en mi vida, Argentina. Ir allí por primera vez tuvo tanto de aventura como de elección, continuar allí y seguir en esa búsqueda teatral y creadora del teatro argentino fue después mi necesidad. Justamente encontrarme con Carolina como espectadora (con Juguetes rotos), fue un reconocimiento instintivo e inmediato, sentí que estaba ante el tipo de teatro que me gusta respirar, yo ya no sé si de aquí o allá, perdí las fronteras hace tiempo, tenía delante a alguien con quien sabía que compartía una forma de crear desde las tripas, desde el corazón. Agradezco al destino juntarnos y a nosotras por haberle hecho caso...


¿Cómo surge este proyecto?


CR: Un día vino Susana a ver Juguetes Rotos, montaje que escribí y dirigí en el Teatro Español, y tras esa visita recibí su propuesta a la que de inmediato dije que sí. Sí por ella, porque es una estupenda actriz y escribió un texto delicioso desde el corazón, encima “riojana” como María Teresa. Me dije: ella es la persona indicada para contar a María Teresa. El tema era ¿dónde? y la vida hizo de las suyas y me propusieron hacer un ciclo mío (qué pudor me da) en la Sala Mirador, en ese entonces Susana estaba en Madrid de viaje y le puse en semejante aprieto diciéndole hora y día de estreno, casi nada.


SH: Justamente teníamos amigos comunes, la vida nos había ido encontrando pero en mi primer viaje de vuelta a España, después de mucho tiempo, tuve la suerte de ver la última función de Juguetes Rotos. Me pasaron tantas cosas en esa hora que a la salida le dije, tengo un texto sobre una escritora que como nosotras vivió entre dos mundos, lo suyo fue impuesto... Ella enseguida dijo, pásamelo. Y no recuerdo si tardó un día o tres, sólo que en nada recibí su llamada. ¿Venís a casa, tomamos unos mates y hablamos de la obra?. Y así empezó todo...


Y la tercera en discordia, María Teresa León, española nacida en Logroño, y cuyo exilio duró más de 40 años, casi la mitad en Argentina. ¿Por qué contar a través de la voz de Susana Hornos y su interpretación la vida de esta escritora?


SH: Es curioso, me enteré con el tiempo que ella había nacido en Logroño como yo, creo que al igual que tanta gente mi primer descubrimiento de ella fue con “Memoria de la melancolía”. Es un libro que tuve siempre en la mesita de noche, cada tanto necesitaba volver a algún fragmento, pero cuando supe lo de su Alzheimer me conmovió, entre esos párrafos que me habían emocionado siempre estaba el lamento y necesidad de volver a España. Saber que a su vuelta ya le había costado reconocer Madrid... Su gente... La memoria individual y colectiva se unían y engarzaban a través de ella. Su homenaje es el homenaje a muchas mujeres invisibilizadas, había que hacerlo.


¿Qué queréis contar a través de esta obra?


CR: Mi intención es dar a conocer a esta mujer desde una puesta en escena poética y sensorial, estamos en su cabeza, en esa niebla de la enfermedad del Alzheimer, narrar desde esa niebla, ese borrador que se come los recuerdos de una mujer grande y brillante, que estuvo a la sombra de su marido el poeta Rafael Alberti, pero ella sola brillaba tanto como una estrella en el cielo. Según voy contando de mi nuevo montaje es curioso que casi nadie sepa de su existencia. Más allá de la escritora, de la poeta, de la causa que ella defendiera, me interesa mostrar a la mujer anónima, arriesgada amante y madre, moderna y divertida. Tuvo una vida tan peculiar que es digna de navegar en sus aguas. Honrar su memoria, para que se sepa, para que no la olvidemos me parece nuestro granito de arena, además porque representa muchas de las heroínas que se dejaron la piel luchando y aportando desde su sitio sin el merecido reconocimiento.


¿Qué creeis que el público va a recibir?

Carolina y Susana - Foto: Javier Mantrana

CR: Seguramente cada uno tenga un viaje particular, pero va a salir sabiendo más sobre ella y si no la conocían van a transitar la vida de una mujer potente que terminó sin saberlo del todo, regresando por fin a Madrid “por la Puerta de Alcalá y con un caballo blanco” tal y como soñaba hacerlo desde que ese ruido (también blanco) entrarse en su cabeza. Narraremos su vida a lo largo de esos años de exilio, años convulsos de la historia entre Buenos Aires y Roma. El público además podrá disfrutar de los trabajos del equipo que me acompaña. Tengo la suerte de contar con un grupo de lujo desde lo humano y desde lo artístico. Manuel Fuster en luces, Alejandro Pelayo en música, Alessio Meloni en escenografía. Ellos son los que van a contaros estos pedazos de vida, trozos de sus recuerdos rotos en fragmentos, de su mano y con la sensibilidad de una brisa pintarán con el alma y las carnes de una actriz grande como lo es Susana Hornos.


SH: Hay un momento en el que María Teresa le dice al público: “se pierde la memoria, no los sentimientos”, lo escuché en el programa “El faro” en la Cadena Ser donde hablaban sobre el Alzheimer. Si al público le queda rondando eso, sería feliz. El teatro da y da, pero cada uno recibe en esa butaca según su sentir ese día, afortunadamente esa ya no es nuestra labor. Ojalá que no les demos todos los deberes hechos, pero sí la curiosidad de saber quién fue María Teresa León. Cuando el teatro deja preguntas, algo hemos hecho bien.


¿Qué hay de María Teresa en ti y qué de ti en María Teresa?


SH: Creo que el ansia en la escritura. Cuando la gente me pregunta si ya desde pequeña quería ser actriz... Pues no... Vino muy tarde y de casualidad. Pero escribir sí, desde muy niña, puedo dejar de estar encima de un escenario pero la escritura no sabría cómo, te asalta, las imágenes se te ponen delante y es mi deber escribirlas.


También creo que haber sido compañeras de ruta de personas tan carismáticas y conocidas es una labor de aprendizaje con nosotras mismas y con todo un alrededor que los adora o reprueba a partes iguales, porque son personas que a su pesar fueron personajes, y eso los convirtió en centro de miradas y atención, estar a su lado implica aprender a pisar tierra siempre. No compartimos la visión de la pareja porque no hemos vivido en la misma época. Si Fede me hubiera escuchado a mí decir una sola vez “soy el ala del cometa, el cometa eres tú” me hubiera increpado “¿De qué estás hablando? No digas pelotudeces. Menos cometas y tomemos unos mates”. Lo bonito es que hoy, en el tiempo corajudo que me está tocando vivir, gracias a mujeres como ella, le podría decir a María Teresa: No, no digas eso, hoy el único cometa eres tú. ** en relación la famosa frase de María Teresa: “Yo soy la cola del cometa. Él va delante”.


¿Qué ha supuesto para ti Carolina entrar en este proyecto?


CR: Un reto, el tema me da de lleno y no sé muy bien cómo parar este tren que me lleva con su locomotora loca hasta el final del camino, es una mar que golpea fuerte y trataré de hacerlo lo mejor que sé, es mi pequeño homenaje a una mujer que adoro y que es mi segunda madre. Va por ella y por todos los enfermos de Alzheimer.


¿Qué ha supuesto para ti, Susana, encarnar y dar a luz esta obra?


SH: Aun no lo sé... Estoy sumergida, dejándome sentir, llevar, dirigir... Siento que va a haber un antes de y un después en muchas cosas... Volver a Madrid de la mano de María Teresa, de Carolina... Todo ahora es un bullir... Me dejo llevar.


¿Cómo acompaña a través de la música esta obra?


AP: En paralelo a lo que va sucediendo, acompañando el estado emocional de la protagonista, intentando que la música sea discreta, que funcione por debajo de las palabras. No es la primera vez que pone música a una obra de teatro.


¿Qué retos se ha encontrado en esta?


AP: Siempre hay una dirección que marca las necesidades que tiene el espectáculo. En este caso Carolina Román me ha dado total libertad para proponer una textura sonora que ayude a contar la historia con el piano y el violonchelo desde la sutileza.




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