Dicen los que la conocen que conquista desde el primer paseo. Amán es la puerta de entrada para la mayoría de los viajeros que llegan al país y como capital del Reino Hachemita supera con creces las expectativas de todo aquel que la visita. Combina los edificios más modernos, restaurantes de vanguardia y hoteles de lujo con los cafés más tradicionales, talleres de artesanía, vestigios y restos romanos, bizantinos y de las primeras civilizaciones. Todo ello, hace de Amán una ciudad mágica, con un ambiente y estilo de vida único en dónde sus sabores, su gente, las puestas de sol, los zocos y mercados harán que hasta los más escépticos caigan rendidos. Amán se fundó sobre 7 colinas y actualmente se extiende por más de 20. Un dato curioso es que fue conocida como Filadelfia, que significa “ciudad del amor fraternal”, una de las antiguas ciudades de la decápolis, hasta el 635 d.C. con la llegada de los Omeya. De visita obligada es la Ciudadela, donde quedarás impresionado por dos gigantescas columnas, restos del templo de Hércules romano; no dejes de acercarte al impresionante mirador con magníficas vistas del centro y por supuesto, al Palacio Omeya. El Teatro Romano es otro de los monumentos que hacen de Amán lo que hoy en día es: sorprendente, arquitectónicamente impecable y con unas vistas alucinantes.
Si mientras paseas se te abre el apetito prueba el knafeh en el casco antiguo. El knafeh es uno de los dulces más típicos de Jordania y te permite disfrutar de una espiral de dulzor extremo, con una capa de queso blanco y un nido de fideos de color naranja cubierto de sirope dulce. Tampoco puedes irte de la capital sin probar su excepcional café o una sisha en cualquier coffe shop. Si bien, lo más especial de la ciudad es conocer a sus cosmopolitas habitantes, en los zocos del centro o en los cafés y modernos centros comerciales de los barrios de las colinas de Jebel Amman y más allá. El zoco de frutas y verduras, el de la ferretería o el Al-Bukharieh, el más viejo de Amán. Éste se limita a un pasillo con pequeñas tiendas a izquierda y derecha, pero ofrece a sus visitantes la posibilidad de vivir una auténtica experiencia jordana. Te encantarán sus faroles, sus joyas y sus souvenirs.
Otro imprescindible (y que no pasa de moda) es el Hail Restaurant & Café, muy popular entre los lugareños y sobre todo por la noche ya que frece unas vistas mágicas a la Ciudadela o el Hashem Restaurant con el mejor falafel de la ciudad. La conocida Rainbow Street no te dejará indiferente, y es que, cuando Amán aún era un pueblo, este era un barrio exclusivo para la realeza, comerciantes y políticos. Actualmente cafés, teterías, tiendas de antigüedades, talleres de artesanía y restaurantes llenan la calle con un ambiente y una arquitectura única.
Antes de que caiga el sol vete a cualquiera de sus colinas a disfrutar de una de las mejores puestas de sol del mundo, las casas de caliza blanca van cambiando de color según el sol va cayendo. Y si eres un ave nocturna y quieres conocer Amán en todas sus facetas déjate seducir por la luna de la capital. Ya entrada la noche, acude a cualquier discoteca y diferentes pubs repartidos por la ciudad. Esperemos que la magia de Amán no acabe contigo y tengas ánimo madrugar al día siguiente.
Otro punto fuerte de la ciudad, a partir de 2018, es el Proyecto Abdali, en el Distrito Central de Negocios, que proporciona a la capital jordana un destino empresarial, social y residencial como centro regional de negocios y turismo. Un proyecto urbano inteligente, donde los negocios, la vida y el ocio se entrelazan en un único espacio para crear un modelo de modernización en el Reino y la región. Desarrollando en 384.000 metros cuadrados de terreno, con la intención de crear un área edificada total de más de 1.700.000 metros cuadrados con hoteles, apartamentos, oficinas, puntos de venta comerciales y entretenimiento.
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