José Cabrera -
El Joven Tintero estuvo charlando con el músico asturiano de cara al final de la gira de su último disco 'La vida es fuego'. Jorge Martínez se mostró encantado de responder a nuestras preguntas y repasar un poco la carrera de Ilegales.
El 26 de noviembre es el fin de gira en Madrid, Sala La Riviera. ¿Cómo valoras en general la gira? Contando con el horrible bache de la muerte de Alejandro.
Ha sido una gira dura, pero también nosotros somos duros y hemos hecho frente a la situación. Decidimos seguir adelante desde el primer momento. Creo que fue la decisión adecuada. Las opciones eran o rock o depresión, y el camino de la depresión es fácil de tomar, comienzas a auto compadecerte y resbalas por una pendiente que no sabes si tendrá retorno. Pero Ilegales es un grupo duro y hemos sabido responder con solvencia.
¿Algo que podáis desvelar con respecto al concierto del día 26?
Tenemos el repertorio casi hecho, queremos tocar canciones que no tocamos la última vez en Madrid. Además quiero estrenar una canción. Se llama Mi vida entre las hormigas, que también es el título del documental, y queremos tocarla por primera vez en Madrid.
¿Qué tal el documental?
Se estrena el día 20 en el festival de cine de Gijón. Hay una primera versión de hora y media y otra versión de 3 capítulos de 45 minutos para quienes participaron en el crowdfunding. No hemos impuesto desde el grupo ninguna censura. Hay testimonios con los que no estoy de acuerdo, incluso alguno puede que me desagrade, pero no puede andar uno metiéndose en todo. Yo sólo soy uno de los protagonistas, pero lo importante son los artistas Juan Moya y Chema Veiga y la visión que ellos han querido compartir.
Y entrando ya en la banda, Ilegales. Tú siempre has sido líder de la banda, pero de las más de 130 canciones que tiene la banda, ¿todas son propias? ¿Cómo es el proceso creativo?
Todos ayudan en el momento de los arreglos, pero la verdad es que suelo entregar las canciones bastante hechas. Supongo que porque he conseguido tener mucho oficio en ello. Empecé a una edad muy temprana, ya hacía canciones con 4 años. Mis primeras canciones eran pequeñas canciones ofensivas dedicadas a los matones del colegio. Era divertido, cabreé a casi todos los matones de clase. (Risas)
Y antes de Ilegales tenías Madson.
Sí. En Madson intentábamos limpiar el sonido, al principio era como una especie de rock urbano, pero se fue transformando. La verdad es que el directo era lo mejor, era un sonido enorme, mucho ruido, amplificadores al máximo de volumen, casi autodestruyéndose. Soy un macarra era ya un canturreo que cantaba cuando llevaba a reparar los bafles y todos los altavoces. Cogíamos el coche del padre de un amigo y llevábamos todos los altavoces a que nos los repararan después de todo un fin de semana. Así se compuso esa canción, a un volumen en el que te pitaban los oídos en locales con capacidad para unas 500 personas, que se ponían hasta arriba. Perjudicial.
Pensando en los inicios, la época de la movida, Ilegales es una de esas bandas por las que mejor ha pasado el tiempo y de las pocas que a día de hoy siguen manteniendo el tipo.
Sí. Ilegales es un grupo de largo recorrido. Tiempos nuevos, tiempos salvajes es una canción compuesta allá por el 79 pero la oyes hoy y suena totalmente actual. Y Europa ha muerto tú me dirás. Son canciones que se grabaron en 1982 y suenan totalmente frescas y actuales. El mensaje es el que es porque la naturaleza humana es muy previsible y yo sabía que ese mensaje tendría largo recorrido. Parece ser que en los últimos dos mil años no hemos cambiado tanto. Si lees a los autores clásicos latinos verás que hay también un rescoldo punk en ellos ya en esa época. Y no estamos muy lejos de todo eso. Se puede trazar una línea desde todos los autores satíricos grecolatinos, y luego pasar por Quevedo y muchos más hasta llegar a Ilegales. Todo esto hace que las cosas sean muy duraderas. Además creo que también había mucho de la propia vida impuesto. Se saltaba sin red y sin máscara y cuando ves las cosas así son más valiosas. Cuando algo es sincero es más valioso. Yo veo a Ilegales como un grupo muy actual. Ha habido grupos americanos que nos han escuchado y no se creen que las grabaciones no sean de ahora mismo.
Era una gran producción ya desde el inicio. Aunque en el segundo disco, Agotados de esperar el fin, no es tan natural. En ese disco nos dijimos que si queríamos realmente hacer rock tenemos que auto traicionarnos, disfrazarnos de pop para poder trascender en el mercado y entonces poder hacer rock con mucha más durabilidad. Y la estrategia funcionó, empezamos a vender montones de discos y a sonar en las radio-fórmulas. Al final sin querer estaba poniendo rock en todas las radios (Risas). Coló hasta que un día me llamó una señorita preguntando si esa canción de Me gusta como hueles habla del suicidio, le dije que sí y entonces me dijo que no podían ponerla (Risas). Ahí se acabó.
Y sin meternos en la escena underground, que siempre hay bandas interesantes, ¿cómo ves el panorama musical actual? Parece que la rebeldía de los 80 y parte de los 90 se ha ido diluyendo.
Se ha convencido a los grupos de que para trascender han de ser blandos o políticamente correctos. Parece que esa es la tendencia que ellos consideran más razonable, pero desde luego esa no es la tendencia de Ilegales, pese a quien pese. La tendencia general, sobre todo en videoclips, es la de defender los valores de la clase dominante. Dicen que hay que trabajar muy duro y además tener suerte, pero la suerte la entienden como que venga alguien a explotarte. Y además también ser un poco cabroncete, aprovecharte de la situación, es decir, ser un hijo de puta. Esos son los nuevos valores de los grupos de ahora mismo. Justo lo contrario, como decías, que ocurría en los ochenta, o fíjate en los sesenta en Estados Unidos con Bob Dylan y muchos otros que hacían canciones muy a la contra de lo establecido. Pues ahora el éxito no va por ese camino. Incluso muchos grupos rock o indies van de esa historia y defienden ese tipo de valores, que son los que interesa a la clase dominante. Eso se ve en todos los canales de distribución, en portales como Youtube o Vevo, es general. Hay algunos grupos que discrepan y van en dirección contraria pero si te fijas tienen menos proyección. Cuando en los 60 hasta más o menos los 80 ocurría lo contrario, los grupos que más atención recibían eran los más contestatarios. La industria musical ha sido absorbida no sólo para vender sino como mecanismo de modelación del ciudadano.
Y en volviendo a los 60, pero en España, hay dos bandas que tú mismo citas como grandes influencias y que ya dentro de una dictadura eran de alguna manera contestatarios. Hablo de Los Bravos y de Los Brincos y de Black is black como un punto de inflexión en la música de este país.
Es que en ese momento en España era contestatario el simple hecho de tocar una guitarra eléctrica y de llevar el pelo largo. Ya te veías obligado a pelear por eso. Si tenías una guitarra eléctrica eras un marciano, la gente te miraba por la calle como si fuera un bicho. Sólo vestirse de cierta manera ya era la hostia. Luego ya empezaron a aparecer ciertas palabras en el discurso de las canciones.
Quizá el primer grupo que empezó a utilizar cosas reivindicativas haya sido Lone Star hacia 1967, porque sus primeros discos eran simplemente estúpidos. Y en los 80 ya se decían muchas cosas. Las canciones de Ilegales de los 80 ahora mismo probablemente serían incluidas en alguna tipología de delito. La libertad de expresión está bajo mínimos, tenemos una ley mordaza que nosotros mismos hemos permitido, sobre todo los artistas por no afrontar con palabras y hechos ese tipo de restricciones en los medios de comunicación. Lo que se intenta es tratar de llegar al éxito lo más rápido posible sin ofender a nadie y atraer al mayor espectro posible de público. Y eso es dañino, porque las puertas de la libertad de expresión se dañan con eso, se van contrayendo.
En España los 60 no llegaron hasta el 64 o 65, pero en cambio yo soy de la generación que consiguió que los años 80 llegasen en el 78 o 79. El cambio fue brutal. Lo que pasaba es que la visión esa de “movida madrileña” es una visión muy miope. Es la visión de gente que estaba muy metida en Madrid y eran incapaces de moverse fuera. En mi caso como trabajador de la música, me tocaba moverme. Veía que había un previo rock radical vasco, en Asturias estábamos nosotros y el resto eran músicos sinfónicos, en Galicia había ese rollo de rock con humor, en el levante era todo música de consumo para bailar los fines de semana, en Barcelona estaba todo ese rock repulsivo apoyado desde la administración del momento, pero además había una rebelión de mods y rockers. En Madrid sólo había lo de Madrid y Andalucía era la que había producido todos los grupos protagonistas de los 70 y estaba exhausta. Esa es la realidad que tardaron en descubrir los inventores de la movida, estaban mirándose el ombligo y por eso se sacralizó a grupos que no lo merecían en absoluto. Nosotros cuando salimos de Asturias ya sabíamos tocar, éramos muy solventes con los instrumentos y los mirábamos con desprecio. Éramos rockeros y el rock es un ejercicio de arrogancia, entonces si no ves desprecio a un tipo que tiene dificultades para cambiar de DO a SOL bemol… (Risas) Pues así eran las cosas.
Y en una carrera ya de más de 30 años, ¿tienes alguna espina clavada? ¿algo que te hayas quedado con las ganas de hacer?
Creo que según vamos haciendo las cosas en Ilegales nos vamos movilizando. Según se van creando ganas de hacer algo se hacen inmediatamente. Carecemos de incontinencia en todos los sentidos, incluso verbal, lo que nos ha traído muchos problemas en algunos momentos. Y lo aconsejo, se suelen conseguir cierto tipo de triunfos con esa conducta.
Y al contrario, algo que soñaras conseguir cuando empezaste y finalmente lo conseguiste.
He conseguido todo. Las pruebas superadas son infinitamente mayores que las propuestas. Todos mis sueños juveniles, que suelen ser muy ambiciosos, se han cumplido. Yo quería tocar en un grupo de rock, tener un micrófono Shure, un amplificador Vox, una Fender Stratocaster y una Gibson Les Paul. Y sólo en guitarras tengo casi sesenta.
Si no te hubieras dedicado a la música, ¿dónde te verías?
Me quise dedicar a la pintura, estuve en la facultad de Derecho y era un alumno brillante, podría haberlo hecho bien, hubiese hecho oposiciones a juez probablemente. Hay muchas cosas que podía haber hecho, pero la música era la número uno. Conocía como cablear cualquier micro, manejar una mesa de mezclas, ajustar una guitarra para conseguir cualquier tipo de sonido. También oía muchas músicas distintas y todo lo nuevo que salía.
Creo que cuando llegamos a Madrid, Ilegales tenía una visión muy completa de todo y conocíamos de primera mano toda la competencia que iba a llegar. En cambio la gente de Madrid estaban desconectados de eso.
¿Con qué banda te ha emocionado más haber podido tocar?
A mí me gustaban Los Cardíacos, de León. El primer grupo indie de España son Los Cardíacos, en el año 78 en el editan una cinta que vendían por correo. Eran el grupo que más me impactó, los que más se parecían a lo que yo quería hacer. Eran muy independientes y se auto gestionaban bastante. Organizamos dos conciertos juntos y me encantó trabajar con ellos.
¿Cómo preparáis los conciertos? ¿Tenéis un repertorio muy fijo?
Vamos variándolo para divertirnos. Divertirse es una parte muy importante de tocar en una banda. Y no es que ensayemos demasiado, Ilegales es un grupo en el que todo el mundo es muy solvente con su instrumento, se toca bien a la primera. En vez de tener cuarenta canciones en repertorio, tenemos sesenta y podemos variar más. De media solemos meter unas treinta en cada concierto. Estamos muy hechos a tener un repertorio amplio sobre todo porque en américa los teloneros acostumbran a darse a la fuga, entonces, con un público enfebrecido, lo mejor es que se vayan todos muy cansados (Risas)
¿Cuándo fue la última vez que tocasteis en Sudamérica?
Hace tres o cuatro años, y tenemos planes de volver ahora. Nuestra música encaja muy bien con el público sudamericano, porque ellos han tenido que luchar mucho por su libertad de expresión y entienden el trasfondo de nuestras letras. Cuando fuimos a Ecuador nos acabaron prohibiendo tocar, sólo querían bandas en inglés.
Retomando. Ilegales siempre ha mantenido el espíritu rebelde normalmente asociado a la juventud, al espíritu de hacer cosas bajo una inconsciencia total y para pasarlo bien.
Yo creo que todas las canciones tienen lecturas incluso no exentas de profundidad. Ahora bien, la manera de vivir pues igual es un poco diferente (Risas). La vida hay que tomarla muy rápido. El tiempo se va muy rápido.
¿Cómo escribes las letras? ¿Piensas en el público, mandar un mensaje o sólo en ti mismo?
Gran parte es escritura inconsciente. Compongo a veces incluso cuando estoy dormido, me intento despertar y recupero partes de lo que tenía.
¿Qué otras inquietudes artísticas tienes aparte de la música? Hablabas antes de la pintura.
Desde luego, mucho. También la literatura, de hecho la música de Ilegales está muy influenciada. Ya desde el principio no tuve reparos en meterme dentro de la poesía pura o la escritura automática.
Letras como Cara al peligro son puro verso.
Esa canción la hemos vuelto a recuperar para el directo, me gusta mucho. En ella se recupera un poco parte de la música española que ha fenecido sepultada por el flamenco, y lo digo sin acritud. El flamenco es una música muy contaminante y es fácil que te asimile si te mezclas un poco. Si quieres mantener puro tu estilo, fuera flamenco o te devorará. Lo valoro mucho como género y me encanta la guitarra, eso sí. Con Cara al peligro pretendí volver a ciertas raíces de la música española ya fenecidas.
¿Qué te gusta más, componer, meterte en el estudio a grabar o hacer giras?
Todo está bien. Yo no tengo vacaciones, no puedo evitar estar siempre con canciones y cosas en la cabeza.
¿En tu estudio en La casa del misterio es donde más a gusto te sientes para grabar? ¿Tiras de productor para los discos?
Hemos alcanzado un gran sonido allí. Y no, paso de productor, no quiero que nadie me diga a qué debemos sonar. Nosotros mismos vamos probando hasta que quede bien y nos guste como suena. En España tenemos un complejo de inferioridad muy poco entendible. Cualquiera, porque sea muy famoso, no es mejor músico.
¿Para el concierto del 26 mantendréis la formación a cuatro?
Sí. El otro guitarrista tocará en algunos temas el teclado. Hemos probado además unos sonidos con un órgano Hammond que me pone altísimo, es atronado