Guillermo Martínez -
La exposición Letras Clandestinas 1939/1976, muestra la cultura política que durante el franquismo hubo en España. La exhibición tiene lugar en la Imprenta Municipal de Madrid y estará abierta al público hasta el 30 de octubre.
Las ideas que se aprendían en la escuela, cortada durante la dictadura fascista de Franco desde el patrón del nacional-catolicismo, no eran las únicas que se propagaban por aquel entonces. Muchos libros, panfletos, mensajes ocultos, y monografías sobre teoría política o pasquines que reclamaban una justicia social efectiva, circulaban de mano en mano sin que la oficialidad de la dictadura lo pudiera evitar.
Vendedores del periódico ilegalizado El Combate / Fotografía: Guillermo Martínez
La muestra está documentada de una manera excelente y cuenta con objetos procedentes de un total de 33 centros de documentación, tanto públicos como privados. Estructurada en una serie de partes bien diferenciadas, la primera de ellas nos introduce en la temática mediante “los libros proscritos procedentes del exterior en forma de contrabando”, así como también los secuestrados y denunciados. Antes de finalizar esta sección, se pueden observar folletos camuflados con cubiertas falsas para evitar sospechas, junto con libros y revistas impresas en clandestinidad.
En cuanto a la prensa periódica y aquellos órganos o boletines de partidos y sindicatos, se pueden observar en la segunda parte de la exposición, Además, aquí tienen cabida los textos procedentes de movimientos ciudadanos y estudiantiles, al igual que de mujeres oprimidas por el machismo institucionalizado y barriadas torturadas por la represión. A su vez, aunque resulte impactante, los boletines de empresas, militares o asociaciones católicas dejan prueba de su lucha contra el régimen.
La comunicación que se trababa a través de las rejas de las prisiones se expone de una forma magistral.
Mediante cartas troceadas, carteras de doble fondo, documentos falsificados o mensajes cifrados, se muestran las letras escondidas que conseguían esquivar la censura política tan férrea instaurada durante casi 40 años. El aspecto más literario también tiene su pequeño rincón: se exponen poemas, tarjetas navideñas y cartas que presos escribían desde sus celdas. Un ejemplo de ello es el poeta Marcos Ana, que llegó a ser el reo que más tiempo estuvo en la cárcel por motivos políticos.
Poemario de Marcos Ana publicado clandestinamente, perteneciente al PCE / Fotografía: Guillermo Martínez
Los medios de impresión que se utilizaban en la época, tales como imprentas como minervas y vietnamitas, se exhiben físicamente, además de fotografías de los aparatos de propaganda incautados por la policía franquista y la proyección de una redacción subterránea y oculta de aquel tiempo.
Asimismo, la cultura política que luchaba por unas libertades dignas, también se hace patente octavillas, pasquines, carteles e incluso pegatinas. Sería de ignorantes negar que muchas letras de canciones, incluso de poemas musicalizados, ayudaron a derribar al régimen. Por ello, se aprecian algunos programas de mano de ciertos conciertos, así como también en su cartelería y serigrafía. “Los muros son la prensa del pueblo” podría ser perfectamente el título a algunas fotografías que se exponen sobre los mensajes, aún hoy utilizados que, inmortalizados en las paredes, pedían a gritos la amnistía de los presos políticos, por ejemplo.
De esta forma, el recorrido finaliza habiendo formado en el espectador una conciencia crítica enfrentada al pensamiento único que en la época se pretendía imponer desde la política, la educación o el mundo eclesiástico. Una cultura de la que hoy nos sentimos orgullosos, una cultura que llevó a una libertad apenas pensable, nos conduce, ahora más que nunca, a levantar la voz para terminar con los abusos de poder que a día de hoy no paran de repetirse.