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Foto del escritorRedacción

Los libros con mayor historia en la Feria de Madrid



Guillermo Martínez -

La vigésima octava Feria del Libro Viejo y Antiguo se inauguró el pasado día 29 de septiembre en el madrileño Paseo de Recoletos. La Feria está organizada por Libris, una asociación de libreros de viejo, que desde 1989 se encarga de la organización de esta convocatoria literaria y que desde 1990 edita un libro al año, siempre con títulos relacionados con el mundo del libro, la impresión o la edición.

Un total de 39 casetas componen la 28ª edición de la Feria del Libro Viejo y Antiguo que desde hace 27 años se celebra en el céntrico Paseo de Recoletos, justo en el inicio del Otoño. Esta vez, abarcando la primera quincena del mes de octubre (del día 29 de septiembre hasta el 16 del mencionado mes), librerías de todo España exponen sus joyas literarias al público.

La oferta es de lo más variada, abarcando desde comics de mediados de siglo, novelillas que se publicaban por fascículos junto a los periódicos con las cabeceras más populares de en torno a los años 40 y folletos de propaganda anteriores a la Guerra Civil. Por otro lado, los libros de segunda mano son cada vez más actuales, donde se pueden encontrar monografías escritas por Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas y un infinito etcétera en el que también tienen cabida los libros escritos en otro idioma diferente al castellano.


La caseta de la 'Librería Romo', la número 29 en la Feria / Foto: Guillermo Martínez

Juan Molina Rayo, presidente de Libris y dueño junto a Pilar Álvarez de la ‘Librería Vitorio’, ubicada en Madrid. cuestionado frente a la repercusión de los nuevos formatos electrónicos de lectura se atrevía a decir que el tacto, el olor, la delicadeza y la historia de un libro viejo nunca podrán ser superadas por un libro nuevo. De la misma forma, preguntado por la diferencias que ofrecen los libros actuales frente a los viejos, argumentó que “antes los libros se confeccionaban a mano, también es verdad que el público era mucho más exclusivo y que a las clases obreras los libros que les llegaban se habían hecho de un material más pobre, pero el libro siempre ha sido un objeto de lujo”.

Refiriéndose a la aceptación del público por la Feria, dijo que la crisis se está notando, “que los tiempos que corren no son nada halagüeños, tanto económica como políticamente hablando” ya que “hay que tener en cuenta que el dinero es un cobarde; en cuanto se te mueven las zapatillas el dinero se esconde”, apuntilló.

Los ojos les resplandecían cuando comentaba la pérdida de contacto personal que se realiza cuando se compra y vende por internet, aludiendo a la relación inalcanzable que se establece entre el lector comprador y el librero vendedor, y la oportunidad que tienen ambos de aprender el uno del otro, concluyendo que, al fin y al cabo, “esa es la grandiosidad del libro”.


Rótulo en la tienda 'El asilo del Libro', en Valencia / Foto:librosantiguosasilodellibro.com

Preguntado por las expectativas de este año, Antonio Lorenzo, procedente de Valencia y dueño de ‘El Asilo del Libro’, respondió con que era un “salto a la mata”, aunque después matizaba que de momento estaba yendo bastante bien. Además, advirtió de las ventajas de que tenían los libros viejos o de segunda mano frente a los nuevos, estando totalmente de acuerdo con su presidente, explicando así que lo importante, muchas veces, no es el dinero que tengas, sino la búsqueda de ese libro raro, excepcional, descatalogado… que quieres conseguir, y en donde muchas veces el valor económico es lo de menos.

Como particularidad de esta edición, se puede remarcar el buen tiempo climatológico que está haciendo, según apuntaba María José Blas, dueña de la librería madrileña ‘El Prado’. A su vez, Blas argumenta que gracias a la Feria, el público que podía observar la muestra era mucho más diverso, teniendo en cuenta todo tipo de niveles, tanto sociales como culturales. Del mismo modo y consecuentemente por la tipología del público, el abanico de oferta es tan grande.

Enlazando estas opiniones con las de Fernando Sanz, dueño de la librería cuyo nombre es el mismo que el del propietario, decía que “la gente es muy variopinta: te puedes encontrar al coleccionista que busca obras exclusivas y de una rareza extrema hasta la gente que sale de paseo que únicamente compra por el impulso o los recuerdos que ese libro viejo le evocan”. Después de que una mujer le preguntara sobre un libro con los dibujos de Federico García Lorca que quería conseguir porque lo tenía su padre y lo perdió, el librero madrileño expuso su punto de vista frente a las nuevas tecnologías y la forma de leer.


De este modo, él piensa que “el libro viejo se puede salvar, y que el nuevo no ha sufrido mucho”, pero que hay que puntualizar un aspecto también muy importante. Este aspecto, concluyó, no es otro que la incursión de las redes sociales en la cotidianidad del día a día, que apenas dejan tiempo para que la gente lea; aunque también hizo referencia a que en la educación no se trabaja para que la lectura resulte atractiva.

A pesar de las nuevas tecnologías, de aquellas personas que quieren poner trabas a una difusión cultural de calidad, que haga pensar a la gente, reflexionar las ideas o confirmar propios argumentos, frente a todo ello es indudable que siempre quedarán individuos dispuestos a dar vida a una historia que parecía muerta, a un poema que se creía ya sin voz, a una obra de teatro que se veía sin personaje, porque todo el mundo sabe que la magia no existe, pero algunos seguimos enamorados del truco.

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