Nerea Parada -
De norte a sur, nuestro país vecino, Portugal, nos maravilla con paisajes espectaculares y una mezcla de tradición antigua y modernismo que se conjuga a la perfección en las diferentes ciudades del país luso. Aliado y enemigo a la vez, este país recibe en verano un gran número de turistas, tanto españoles como de otras nacionalidades. Para que disfrutes de unas vacaciones económicas y a la vez maravillosas El Joven Tintero hace un pequeño recorrido por las ciudades con más encanto de la costa portuguesa.
ESPOSENDE
En el distrito de Braga, al norte de Portugal, se encuentra la ciudad de Esposende. Un paraíso natural catalogado como área de paisaje protegido a lo largo de toda su costa, desde Apúlia hasta la desembocadura del río Neiva. Pasear a lo largo de sus dunas puede ser un plan de lo más placentero para los turistas, que tienen habilitados unos pasadizos que protegen la flora autóctona de la zona y permiten que las dunas sigan “intactas” a pesar del paso de los años. Para disfrutar de increíbles panorámicas de la costa de Esposende es necesario subir al monte Arriba Fóssil y además, no se puede olvidar la visita al Castro de San Lorenzo, al que se accede de forma gratuita y que destaca por su perfecta recuperación y conservación de su patrimonio.
PENICHE
En la región centro de Portugal se encuentra la península de Peniche, una ciudad costera de carácter pesquero, que alberga una cultura, tradiciones y recursos naturales propios de gran interés para los visitantes. Además, frente a su costa se alza la isla de Berlenga, considerada una de las reservas naturales más bonitas del país luso.
De visita obligada son el Forte de Peniche, una gran fortaleza que se terminó de construir en el siglo XVII y que tiene sus orígenes un siglo antes en el conocido Castelo da Vila; la Fonte do Rosario; el Forte de São João Batista, localizado en la isla de Berlenga y construido con el fin de proteger la isla de ataques piratas y ejércitos extranjeros; y el Cabo Carvoeiro un lugar con espectaculares acantilados fuertemente erosionados por la acción del agua y del viento.
Además, Peniche es una ciudad especialmente conocida por los amantes del surf. Sus fuertes corrientes y la resaca de la marea crean un fenómeno conocido como Supertubos, un sueño para cualquier surfista que acuda a las playas de la península, entre las que destacan la playa Baleal, playa Medão y la playa Gambôa.
CASCAIS
La ciudad costera de Cascais se encuentra a solo 30 km de Lisboa. Antiguamente era el lugar predilecto de retiro para la alta burguesía y la nobleza, y en la actualidad, se ha convertido en una de las ciudades más visitadas de Portugal. Un lugar ideal para escapar del ajetreo de la capital portuguesa, para pasear por las calles de su casco antiguo, lleno de tiendas de moda, artesanía, terrazas y bares; o para contemplar a los pescadores ofrecer sus capturas en la plaza principal, una tradición muy arraigada en los pueblos de la costa portuguesa.
De gran interés turístico son, principalmente, sus espectaculares playas como la playa da Ribeira, da Conceição, da Rainha, de Parede, da Adraga, de Santa Marta, das Maçãs y do Gincho entre otras. Además, es importante visitar la Ciudadela, un complejo fortificado situado al norte del río Tajo, cuya misión era la de proteger los accesos a la capital; el Museo de los Condes de Castro Guimarães, situado en el parque municipal Marechal Carmona, al lado de la Ciudadela y de una iglesia de aspecto rural, reconvertido en la actualidad en biblioteca y museo municipal; el Faro-museo de Santa Marta, un lugar peculiar donde los haya, donde el faro sigue en funcionamiento, y las antiguas instalaciones en las que vivía el farero se han convertido en un precioso museo; la Marina de Cascais, que es el puerto; y por último, la Boca do inferno, protagonista de una gran cantidad de leyendas, se cuenta que un hechicero abrió un agujero a los pies de unos enamorados y los engulló. Además, algunos afirman que en tiempos de gran oleaje es posible escuchar al mismísimo demonio enfurecido desde las profundidades.