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Foto del escritorRedacción

El mundo no está formado de átomos, está hecho de historias



Piazza Navona (Roma) / Foto: Javier Mateo

Javier Mateo-

Historias que poder repetir una y otra vez sin importar con quien, otras que tal vez son mejor reservar para la intimidad, o historias que crees que durarán para siempre.

Pero, para siempre, ¿eso existe? No, yo diría que no. Nada es para siempre aunque nos empeñemos en creer que sí. Y os voy a decir algo de por qué esas historias no son para siempre, y es por una sencilla razón, porque esa historia dejaría de ser especial. Ese café por Malasaña, la copa fría y amarga de tu discoteca favorita, los microteatros de Huertas, esa porción de pizza bajo el sol de Roma, conversaciones íntimas y no tan intimas en la cama de un motel al que no volverás, el momento de acoger o decir adiós a alguien especial que te visita aunque estés a miles de kilómetros, esas lágrimas y esas sonrisas por cada momento especial, tienen que ser únicas, no puede ser para siempre.

Viajes, cursos, veranos, sueños y mucho más consigue juntar y separar a personas que quizás juntas eternamente serian muy felices. Pero somos nosotros quienes tenemos en nuestras manos el querer vivir nuevas aventuras con esas personas, sin importar cuánto tiempo pase o donde esté cada uno. Veamos el tiempo y la distancia como un ridículo obstáculo. Si hay amor, da igual donde este cada uno, hoy en día hay miles de oportunidades para continuar, y si hay amistad, hay miles de planes que poder hacer a lo largo y ancho del mundo pasen los años que pasen.

Dale la mano bien fuerte a quienes se disponen a acompañarnos en esas pequeñas historias que tarde o temprano formaran un sinfín de recuerdos y de imágenes plasmadas en la retina. Recuerdos que nunca dejarán de estar ahí, en el corazón, recuerdos de historias junto a amigos que no quieres que se alejen, una infancia que rogamos que siga a nuestro lado y esas ideas de futuro que una vez te parecieron una locura. Una canción que nos traerá miles de recuerdos, que conseguirá que la nostalgia se apodere de nosotros. Pero canciones hay millones y vendrán más, muchas más. Más confesiones, risas, momentos irrepetibles y sobre todo, más historias con las que poder crecer.

Garrapateemos nuestro futuro en esas páginas en blanco que todos sabemos que con el tiempo se pondrán amarillas. Escribamos esas historias maravillosas, las miles de locuras extraordinarias que siempre consideraste algo de locos, de recuerdos especiales con gente asombrosa, de sueños compartidos y miles de pequeñas imágenes plasmadas en el corazón que no olvidaremos nunca.

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