Javier Mateo -
Una vez me escribieron lo fácil que es que una persona entre en nuestras vidas. Sin conocer nada de ella ni nada de su pasado, es asombroso como día a día, detalle tras detalle consigues conocer más a esa persona y solo pensamos en no alejarnos; vivimos ese momento y no marcamos metas. Me recordaron también lo afortunado que somos al tener la suerte de conocer personas especiales, que nos complementan y que aquello que vivís juntos, es la historia de una aventura que enmarcar. Aun así, ya lo sabemos, no durará para siempre, pero preguntamos en vano por qué no puede durar para siempre.
Aquellas noches de despedida con un adiós y no un hasta luego. Aquel septiembre rememorando los momentos de verano esperando repetirlos al año siguiente. Ese campamento o viaje que piensas que nunca acabará y cuando menos te lo esperas despiertas en tu cama de siempre.
Momentos que odiamos, en los que sentimos que nada será igual, pero igual no hay nada. Algunos dicen que “todo tiene que acabar para que empiece algo nuevo”, pero aunque ese nuevo no sea como nos prometieron, o queramos retroceder en el tiempo, no hay más remedio. Tenemos que afrontarlo y pasar página. Escribir un nuevo capítulo, aunque los personajes no sean los mismos, quien sabe si al final del libro vuelven a aparecer.
Porque es todo ello lo que nos hace crecer y darnos cuenta de que no es madurez, si no experiencias. Todas aquellas personas que conociste una noche y que tienes la esperanza de volver a coincidir aunque sea en el metro o en aquel festival de música pop que ya no te gusta. Aquellos inexpertos besos que rebosan inocencia con el sonido de las olas de fondo. O tal vez aquellos amigos a los que nunca olvidas por mucho que no sabes cuándo volverás a ver, y que sabes que siempre podrás enviar una foto estúpida y comenzar una nueva conversación.
Olvidémonos de los móviles, de las redes sociales y de las cámaras, gastemos los momentos. Descubramos el color de ojos de la persona que tenemos enfrente. El azul del cielo y la altura de los edificios. No demos a like a una foto, unámonos a ella; no compartamos nuestro día a día escribiéndolo, forjemoslo en recuerdos y vivencias que sean inolvidables. Aprendamos de aquellos que nos rodean cada segundo compartido, ¿por qué para que estamos en este mundo si no es para aprender?
Exprimamos el tiempo, gastemos el nombre de quien esté a nuestro lado y confiemos en que dure para siempre.
Withlove, N.
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