Luis Arroyo, Presidente de Asesores de Comunicación Pública, S.A., en la conferencia sobre su libro "El poder político en escena" comienza utilizando una clara comparación de la situación española, poniendo de protagonistas a Rajoy y Zapatero como si fueran unos cirujanos, en cuyas manos los ciudadanos depositamos nuestra confianza, y acaban haciendo lo que quieren. Utilizan un manejo de las expectativas, que depende del ánimo de la ciudadanía. Rajoy se aprovecha de los ciudadanos y comienza a operar, recortando de allá para acá, haciendo creer que al final será lo mejor.
Para hablar de estas expectativas habla del fenómeno llamado Síndrome de Disney Worl, S (satisfacción) = R (resultado) – E (expectativas), a lo que se traduce como que se ponen en juego unas grandes expectativas, que al final habrá otro resultado esperado y ese será el grado de satisfacción obtenido.
A continuación habla de que no ha todos los ciudadanos les importa la política, y no a todos va dirigida la comunicación política. Un 40% no participan en la política, otro 40% participan siempre en la misma dirección (siempre izq. o siempre dcha.) y un 20% que son neutrales, son persuasibles, no tienen una idea clara, pero si participan.
Sobre la información que un ciudadano obtiene, opina que cuanta más información cuanto más participas, cuanto más incluido estés en la política, mas polarizado estas, es más difícil cambiar de opinión. No buscamos la verdad, buscamos defender nuestra idea y atacar la contraria.
Habla del concepto de framing, quiere decir que lo que se diga o como se diga, determina la información y la idea que tengan los ciudadanos sobre dicho tema. Por ejemplo, cuando él trabajaba con Zapatero dijeron que subirían los impuestos paras aumentar los funcionarios, y un 20% estuvo a favor, en cambio si dicen que es para aumentar médicos, policías, jueces, médicos… un 70% está de acuerdo.
Lo mejor que pueden ofrecer a los persuasibles es un buen relato (Hitler, Franco, Gandhi), lo obvio no se dice, se cuenta un relato que convenza. Por ejemplo, la Coca cola no es un refresco marrón, eso se ve, es la felicidad, Obama no es negro, es un hombre de familia honrada y humilde, Green Peace es una aventura.
También pone como ejemplo que EE.UU. tiene su propia narrativa, se creen su propio relato, y una buenísima comparación es el control de los aviones por el 11-S, en cambio no hay el mismo control en los trenes, y ¿Qué pasa con el 11-M?
A decir verdad, el cree que la mayoría de ciudadanos participamos siempre en la misma dirección, desde que nos levantamos, escuchamos el mismo canal de radio, las mismas noticias, el mismo periódico, todo ello hace que sigamos la misma línea.
Un relato tiene que referirse a emociones para captar la atención del ciudadano haciendo referencia a emociones, como “la fuerza”, comparada con Aznar, “la protección”, con Zapatero, y actualmente un claro ejemplo de “orgullo”, con Artur Mars. Todo buen relato tiene que tener un enemigo, como Artur Más y su enemigo, España.
Finaliza añadiendo que hay una secuencia lógica en casi cualquier forma de comunicación. En general se realizan dos o tres eventos políticos semanales, para no mezclar ideas, relatos que se cuentan en televisión para jugar con las emociones, ruedas de prensa, entrevistas, debate.
Como conclusión podemos destacar que el periodistas juega un gran papel en la comunicación política, ya que el político cuenta sus ideas y sus expectativas a los ciudadanos, y el periodistas es el que hace que esa información le llegue al ciudadano de una manera u otra, con mayor o menor facilidad, y en ocasiones subjetivamente, dependiendo de a que publico se dirige, y es el ciudadano el que elige como y donde informarse, y que creer y pensar sobre lo que lee, lo que ha dicho algún político, para tomar sus propias decisiones.